martes, 2 de septiembre de 2014


ODA AL PICAFLOR



Duendecillo audaz, dulce ladrón,
de enjambres embebidos con almíbares excitantes,
elíxires aromáticos y manantiales  exóticos,
con aromas a fresas ariscas y zumo de limones silvestres.


Mítico amante, zíngaro pretendido
que en noches insomnes arrulladas de plenilunios,
y en  albas extraviadas en espejismos de penumbras,
buscas a las flores con intensa pasión
y en extraño frenesí, sin treguas y sin compasión
hacer añicos los clamores de  los pétalos excitados.


Tu existencia es un mundo extraño, errante
donde habitan las pitonisas y náyades.
Más allá de las estrellas y la luna.
Más allá del limbo de las profecías.
Allá, donde el sol, colgado en los precipicios del silencio,
esculpe con diamantes, los labios rosados de la luna.


Tu amor, es plegaria gregoriana con  cánticos   homéricos,
de  epopeyas, mitos y  tormentos de las diosas oceánidas,
náufragas  en presagios de amores prohibidos.
Es aflicción  de Huríes moribundas, gemidos de Amazonas seductoras,
y el regocijo  de musas iluminando  el cubil  de  quijotes en trance.


Tu plumaje es el cielo, alfombrado con cristales de perlas,
bordado de filigranas turquesas, empedrado con lentejuelas orquídeas.
Es lluvia de pedrería malva y  esmeraldas agua marina,
con fragancia a hierbabuena, caña verde y canela hechizada.




Tu mirada  profunda, es chispa, brasa fuego, pasión,
sol, que  alumbra tras las cima de las montañas grises,
arrullada por bosques de kantutas y ajuares de azucenas,
fulgores  de Perseidas y  aleluyas de primaveras.


Preciosa criatura, miniatura divina.
En tus alas intrépidas se condensa la lluvia en rocío,
se enajenan los gorriones  jugando a   ser gaviotas
y  el canto festivo del zorzal ilusionado
se regocija con  el retorno  triunfal  de las golondrinas.


En tu vuelo fugaz, versátil, cual remolinos en bamboleos,
repican las campanas con brincos  agudos de fiesta
rociando de belleza y sensualidad a las magnolias,
de encanto  a los jazmines y  de tristeza  a los otoños, que afligidos
desvalijan su vida  con llantos de soledad.

lunes, 25 de agosto de 2014

GOLONDRINA

Poema



     Amante cándida,  viajera  errante de cielos perfumados
 Arrobada de  tiernas flores silvestres
 De  colibríes  mágicos que con sus besos
Enjugan las lágrimas de la libertad afligida.

En tu alma las gaviotas  esculpen con   zafiros
 La silueta  de la luna   sin bragas ni corpiños
El canto del gorrión agitado con  su aliento a niebla
Vaticina  angustias de pasiones invernales.

En  tus alas raudas como flechas al acecho
Los arreboles anaranjados danzan  en su tibieza festiva
Excitados por las caricias melodiosas del viento
Y los abrazos insinuantes del cielo.  

En tu vuelo de  secretos, de mitos, de romances
Las estrellas delirantes entre insomnios y angustias
Escuchan al viento testigo de tus  pesadillas
Vocear  rezos  herejes con  aromas a  clemencias.

Tus ojos, faroles relucientes, orgías de espejismos
Donde las noches excéntricas y narcisas 
Se tiznan morenas, como gotas de mieles  encendidas   
Y  los  días  desnudan sus pieles con sabor  a escándalo y lisura.

En los tiempos desdeñosos reposan las ilusiones necias
De  agujeros escondidos que pernoctan  en los brazos del cielo
En espera  del canto  agónico del último vagón  de invierno
 Para encariñar  los colores hechiceros  de tu  piel abrasada.
                                                                                                           
En tu peregrinaje  mesiánico se muerden de angustia los astros
Se dibujan los calvarios crucificados,  de tus alas anochecidas
Deliran los bandoneones en lirismos ruiseñores
Alborozando el firmamento  con  cantos azulados.


Golondrina, eres  sonrisa poética que eriza la piel
Con versos que tatúan  el corazón  que mana  llantos
De penumbras, de  misterios, de soledades
Que avizoran amaneceres nómadas con lluvias de cristal.

Seguirá viva tu esperanza, tu promesa, tu misticismo
Con días de soles encendidos y noches de temibles destierros
Junto a los melismas de la brisa  gitana de mares embravecidos
Junto a la fragancia ebria de todas las primaveras.

Ahogarás con la fuerza de  tus  suspiros el dolor de las tinieblas
El vuelo agónico  de las hojas marchitas de los otoños
 Con alambradas   de abrojos,  espinas como puñales fieros
Custodiarás la fe libertaria de tu alma profética.

 Vagarás  tras la huella de los  caminos  agobiados
                         Huyendo de los inviernos  en  alas de  primaveras
Hasta encontrar en el corazón de los tiempos clandestinos

La sonrisa ardiente    de  los  veranos redentores.

sábado, 23 de agosto de 2014

GAVIOTA

Poema



En tu belleza marquesina
Se abocetan  siluetas cadenciosas
De eternidades,  de silencios
De paisajes, de tiempos sin destino.

Tu cuerpo, como naves corsarias
Atraviesan turbulencias agitadas
Olas danzantes y vientos caprichosos
Que se  pierden entre las nieblas extraviadas.

En tu paz inocente,  silenciosa
Nacen y mueren secretos y misterios
La tristeza de las Nereidas
Varadas en  pasiones  prohibidas.

Bajo tu manto el porfío del arrecife encantado
Se atolondra queriendo  a la ola alcanzar
Y  la luna emocionada se  embriaga
Seduciendo  al  viejo mar.

En tu paraíso de aromas  extraños
De corales y oasis hipnotizados
De peces  luminosos con escamas de perlas
El viento exhala su aliento  marfil.

Se regocija el rocío, se acaricia la bruma             
El sol tuesta con sus rayos
Flemáticos, envejecidos y necios
La arrogancia gélida de mares delirantes.

Tus alas de pétalos de rosas blancas
Con  velos de tul,  plata y zafiros
Navegan en nubes montadas en potros brillantes
Arrulladas por el canto de cielos azules.

En tus alas de gacela, de luz y penumbra
Se acaricia el ensueño del crepúsculo fugitivo
Que emocionado atiza la arrebola
Quien sonrojada se desgaja en coqueteos.

En tu piel primitiva, envejecida y ultrajada
Por olas del mar embravecido
Nieblas eternas y horizontes mustios
Susurra el espíritu del naufrago aventurero.

Por tus venas el estero en torrentadas
Confiesa sus idilios sacrílegos con el mar
Y en tu pecho la neblina  inquieta
su delirio por el rayo matutino.

Tu canto son estribillos de tristeza
De la sirena herida de amor
Que enciende fogatas de ternura
Y diluvios de pasiones hambrientas de pecado.

Son tus ojos noches  bohemias
Gemas alquitranadas
Que alumbran con el destello del lucero ermitaño
Los anhelos del caracol y las pasiones de las almejas.

En tu voz  tan hermosa, tan errante, tan eterna
Retumban los oleajes como clarinadas proféticas
Buscando desesperada la libertad
En las voces rojas de pájaros iluminados.

De tu corazón martirizado
Se esparcen pétalos de girasoles combatientes
Con fragancias a rabia y mortaja
Y ríos sedientos  en busca de  cascadas salvajes.

Gaviota, desde el fondo de tu alma,
Brotan graznidos broncíneos
Gritos renegados de sueños y esperanzas
De cadenas amotinadas con hambre de libertad.

viernes, 22 de agosto de 2014

FRAGATA



Príncipe seductor, artesano del amor
sobre tu piel de ébano se acaricia el sol
susurra su magia  la luna embrujada
y los manglares exhalan su perfume exótico.

Romeo apuesto, rey erótico
el universo te viste con blondas y pompas
tejidas con lianas de arrebolas ilusionadas
bordadas con besos de deseo y pasión.

Es tu corazón  amalgama de caricias y magias
amor en torrentes ardorosos
confesiones de amantes poseídos
que entre penumbras se embriagan en desvarío.

Tu pecho urde una estratagema extravagante
un santuario rojo con aroma a rosas y miel
de tu garganta fluye un bramido hambriento
que aviva la brasa donde arde y se calcina el amor.

Tu  saco  gular  es trova ensangrentada
con aromas a pólvora y aguas bravas
es verso rebelde
que clama  rebelión  y  gritos de cascada.

Tu canto  es poesía enardecida
melodías aguerridas espartacas
es el llanto de niños caminando sobre el dolor
y la sed de lamentos de sus vientres azotados.

Tu pena es la golondrina alucinada
que se cobija en las cornisas del tiempo
envejeciendo su ilusión encadenada
que idolatra el perfume de las primaveras añoradas.


En tus alas anochecidas transportas los idilios
de las estrellas, las flores y los vientos
de la lluvia y del eco enajenado
que a la luna quiere enamorar.

Fragata, truhan codiciado, amante empedernido
en tus noches ardientes de pasiones suicidas
buscas embelesado en el alma de la gaviota
tu corazón extraviado.
¡DESPIERTA POETA!




Cautivado por la primavera  y la  hermosura de su encanto,
La risa de la cigarra, de la rosa su fragancia prodigiosa,
el suplicio  del árbol herido,  su afligido quebranto,
la angustia de la naturaleza   y su penitencia clamorosa.

El griterío del silencio, el abra fugaz  de las eternidades,
el alma triste de la gardenia, del gorrión su dulce canto,
el lamento de la chumbera, del diamante sus  frivolidades,
la narcosis de la amapola, y del abrojo su atormentado llanto.

La fragua jubilosa donde se rizan los hierros,
el rito sagrado donde el cielo consuela sus temores,
la magia  del sosiego de tempestades,  de ríos fieros,
el ensueño del sol, galanteando a la luna con pétalos de flores.

La candidez del rocío  y su esencia misteriosa,
el raigambre del picaflor y el enigma de su moldura,
el trocar misterioso del capullo en resplandeciente  mariposa,
el vuelo  nacarado   de la gaviota  y su delicada ternura.



Entre silencio y mi voz hago un  llamado porfío,
al poeta, príncipe cancerbero del amor,
 del sosiego del alma y de la pasión su algarabío,
aliviane a la vida su angustiado dolor.

Y  se levanten enfurecidos los guerreros de su alma rebelde.
Que en sus versos, se consagre la queja y el calvario de los bosques.
Que palpiten como llaga viva la agonía de sus eternos gemidos.
Que calmen el llanto de la naturaleza y su profundo martirio.

Que vibre con rabia el corazón de su pluma amotinada,
que de la tinta envilecida con dagas filudas y vidrios acerados,
sangren  los versos por la vida y rompan las cadenas de la indolencia,
para que la rosa siga perfumando y el pájaro siga cantando.



martes, 10 de diciembre de 2013

ALLA EN EL MANGLAR (POEMA)



ALLÁ EN EL MANGLAR
 


Las fragatas emanan de su pecho
Melodías excitantes de pasión
Las gaviotas transportan en sus alas
Rocíos perfumados de primaveras.

 
El sol,  vestido con traje andaluz
Con sus besos acaricia
El corazón de la lluvia
Y florece encantado el arcoíris.

 
Los vientos trotamundos
Trisan en su canto
El poema más dulce de ilusión
Arrullando el sueño de la luna.
 
El mar, mujer  ingenua y atrapada
Se luce de tul azulado
Con collares y zarcillos de corales
Y desesperada agita el murmullo de sus olas.


El rio, su amante desquiciado,
Camina flagelado y desnudo
Arrastrando su dolor y su misterio
Rumbo a la cita, su suicidio.
 
ALLA EN EL MANGLAR, SUEÑA LA POESIA
 
                                                                   Profesor: David Torres Celi
                                                                David_tumbes@hotmail.com
 
 


ELEGIA   A  UN   VIEJO   FAUNO

 
Árbol, viejo fauno,  luchador  tenaz en la hondonada profunda  y en la grieta solitaria de los terrenos indómitos. Veleidoso y desafiante en el pináculo de la loma arisca o  en la falda de la roca crispada. 

Es tu vivir, amaneceres soleados  de primaveras fragantes,  manantiales  de aguas satinadas, ambrosías  tentadoras exóticas. Bajo tu sombra, el relámpago, cual serpiente embrujada, zigzaguea relumbrones fulmíneos, erizando tu piel,  alumbrando tu  sonrisa feliz. Los ecos del viento, resuenan  extasiados en tu enramada, anunciándote con su sonoro reverbero preludios y ocasos. La lluvia obstinada, te regocija con  alegorías de su magia flamenca  y  parábolas de sus gotas plateadas, haciendo reverdecer los pastizales, que se empinan jubilosos a tu vera.  

En tus raíces, las hormigas rumorean ofuscadas y huyendo  despavoridas,  buscan la huella de su viejo camino. Los enamorados, trizan tus lomos nacarados, enardeciendo  las metáforas más sublimes de las tertulias inéditas del amor; y  en lo alto de tu copa, la temible avispa negra, se mece plácida, en su gruta empapada  de miel.
 
Es tu regazo, un bálsamo de esperanzas seductoras, donde  los grillos con chirridos delirantes, claman excitados  a su ninfa en celo. Los musgos, cual penachos, te visten de gala, agraciando y  enseñoreando con gallardía tu  patriarcal figura. La  enredadera enamorada de tí,  contorsiona sus lianas de oro y turquesa, con candidez se aferra  a tu encanto, se queda contigo sin  saborear otros destinos.  

En tu fronda, galopa sin  cesar el canto del gorrión errante; la flor  desnuda,  se baña  en las gotas cristalinas  del rocío y embelesada vuelve a retoñar; la golondrina compungida, reclama en secreto su martirio al Cristo; el colibrí, en la sincronía de sus alas, escudriña el acertijo de su mágico vuelo; la garza migrante se acuclilla triste, implorando venturas en  su   peregrinaje; y en lo alto de tus ramas, las lechuzas con sus gritos siniestros  asustan las noches  y en trance malévolo, invocan a los espíritus del más allá, trayendo  desgracias.

Desde la inmensidad, el sol  goza de su egolatría al  retratarse  en los espejuelos de tus hojas y  jactancioso se  sonríe  de los  espejismos que dramatizan  sus  resplandores cósmicos. El rayo flemático y bullanguero, chispea   su espuela candente al escuchar  los melismas  líricos de tus ramas abatidas por el viento, conmovido te bendice con alabanzas gloriosas. La mágica luna, desde su palacio celestial, te envía en su luz ramilletes de guirnaldas enternecedoras de burkas afelpadas, bordadas con finísimas hebras de auroras boreales, para  arropar tus sueños  aplacando los instintos lujuriosos de la estrella pretenciosa, quien despechada, derrama insufrible centelleos de besos inacabables, exacerbando los afectos más sublimes de tu amor apasionado;  hasta la diosa Eos, divinidad festiva del alba, de  cautivante belleza, de cabellos plateados, de piel blanquísima como el armiño, de ojos verdes esmeraldas y grandes como el firmamento, destinó a tu leyenda, loas redentoras de  bienaventuranzas.  

Se irá muriendo el tiempo  y tu existencia junto a él, de tus hojas, partirán palomas blancas con mensajes  de aromas a lamentos y a recuerdos temblorosos, de tu tronco, gotearán impacientes suspiros de esperanzas marchitas y de tu raíz, nacerán los clamores más desgarrados que sacudirán el alma inconmensurable de la eternidad. 

Vendrán potros dentados, montados por jinetes apocalípticos, cual mareas negras y turbulencias de odio, arrancarán a pedazos tu gloria y convertirán en guiñapos tu historia. Así, te irás desapareciendo lentamente, como truco de magia o como pálpito de estrella fugaz, cada vez será más triste y solitario tu andar; desesperado bramarás, maldecirás, uñarás el viento, hurgarás las nubes, arrancarás montañas,  te abrazarás al cielo; tu voz desfallecida  cruzará el universo,    derrotado    refugiarás tus sombras en las entrañas de la tierra, desapareciendo para siempre en mares  de  torbellinos de  olvidos despiadados. 

Los vientos rugirán atronadores,  devorando todo rastro de  existencia. El cielo llorará,  de sus ojos manarán diluvios  en estampida, que ahogarán  la tierra. Los volcanes vomitarán su agria saliva y   desplegando sus garras calcinantes, incendiarán la pradera, de la hoguera como río loco huirá el humo enlutando el firmamento, envenenando  hasta el último escondrijo de sus poros. Verdinegros nubarrones cubrirán  al sol,  asfixiando la obertura de sus colores divinos, afligido mirará hacia el atrás del  tiempo, donde  ardía feliz,  desconsolado  desaparecerá  por entre los  palacios imperiales de la inmensidad, ocultando eternamente su flama.  

Caerán las noches perpetuas como maretazos tenebrosos, de sus ojos las tinieblas arrojarán terror y  sobre el espectro de muertos, sonarán de ultratumbas carcajadas macabras de hienas hambrientas; fantasmas de buitres danzarán frenéticos, devorando los últimos girones de sus almas y  remolinos de vampiros   chuparán las últimas gotas de sus sangres. Las campanas,  redoblarán  su tañer plañidero de espanto, se  despertarán  las ánimas del infierno y del purgatorio, marcharán  harapientas y roídas rumbo a los  cementerios, se abrirán los sarcófagos, se  enterrará todo resto y sobre una sombría lápida,  la muerte exorcizada,  escribirá un postrero epitafio que rezará:
EN EL MUNDO SOBRABAN LOS HUMANOS.
 

Profesor: David Torres Celi