¡DESPIERTA POETA!
Cautivado por la
primavera y la hermosura de su encanto,
La risa de la
cigarra, de la rosa su fragancia prodigiosa,
el suplicio del árbol herido, su afligido quebranto,
la angustia de la naturaleza y su penitencia clamorosa.
El griterío del
silencio, el abra fugaz de las
eternidades,
el alma triste de
la gardenia, del gorrión su dulce canto,
el lamento de la
chumbera, del diamante sus frivolidades,
la narcosis de la
amapola, y del abrojo su atormentado llanto.
La fragua jubilosa
donde se rizan los hierros,
el rito sagrado
donde el cielo consuela sus temores,
la magia del sosiego de tempestades, de ríos fieros,
el ensueño del sol,
galanteando a la luna con pétalos de flores.
La candidez del rocío y su esencia misteriosa,
el raigambre del
picaflor y el enigma de su moldura,
el trocar
misterioso del capullo en resplandeciente
mariposa,
el vuelo nacarado de la gaviota y su delicada ternura.
Entre silencio y mi voz hago un llamado porfío,
al poeta, príncipe cancerbero del amor,
del sosiego del alma y de la
pasión su algarabío,
aliviane a la vida su angustiado dolor.
Y se levanten enfurecidos los guerreros de su
alma rebelde.
Que en sus versos,
se consagre la queja y el calvario de los bosques.
Que palpiten como
llaga viva la agonía de sus eternos gemidos.
Que calmen el
llanto de la naturaleza y su profundo martirio.
Que vibre con
rabia el corazón de su pluma amotinada,
que de la tinta
envilecida con dagas filudas y vidrios acerados,
sangren los versos por la vida y rompan las cadenas
de la indolencia,
para que la rosa
siga perfumando y el pájaro siga cantando.
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