sábado, 23 de agosto de 2014

GAVIOTA

Poema



En tu belleza marquesina
Se abocetan  siluetas cadenciosas
De eternidades,  de silencios
De paisajes, de tiempos sin destino.

Tu cuerpo, como naves corsarias
Atraviesan turbulencias agitadas
Olas danzantes y vientos caprichosos
Que se  pierden entre las nieblas extraviadas.

En tu paz inocente,  silenciosa
Nacen y mueren secretos y misterios
La tristeza de las Nereidas
Varadas en  pasiones  prohibidas.

Bajo tu manto el porfío del arrecife encantado
Se atolondra queriendo  a la ola alcanzar
Y  la luna emocionada se  embriaga
Seduciendo  al  viejo mar.

En tu paraíso de aromas  extraños
De corales y oasis hipnotizados
De peces  luminosos con escamas de perlas
El viento exhala su aliento  marfil.

Se regocija el rocío, se acaricia la bruma             
El sol tuesta con sus rayos
Flemáticos, envejecidos y necios
La arrogancia gélida de mares delirantes.

Tus alas de pétalos de rosas blancas
Con  velos de tul,  plata y zafiros
Navegan en nubes montadas en potros brillantes
Arrulladas por el canto de cielos azules.

En tus alas de gacela, de luz y penumbra
Se acaricia el ensueño del crepúsculo fugitivo
Que emocionado atiza la arrebola
Quien sonrojada se desgaja en coqueteos.

En tu piel primitiva, envejecida y ultrajada
Por olas del mar embravecido
Nieblas eternas y horizontes mustios
Susurra el espíritu del naufrago aventurero.

Por tus venas el estero en torrentadas
Confiesa sus idilios sacrílegos con el mar
Y en tu pecho la neblina  inquieta
su delirio por el rayo matutino.

Tu canto son estribillos de tristeza
De la sirena herida de amor
Que enciende fogatas de ternura
Y diluvios de pasiones hambrientas de pecado.

Son tus ojos noches  bohemias
Gemas alquitranadas
Que alumbran con el destello del lucero ermitaño
Los anhelos del caracol y las pasiones de las almejas.

En tu voz  tan hermosa, tan errante, tan eterna
Retumban los oleajes como clarinadas proféticas
Buscando desesperada la libertad
En las voces rojas de pájaros iluminados.

De tu corazón martirizado
Se esparcen pétalos de girasoles combatientes
Con fragancias a rabia y mortaja
Y ríos sedientos  en busca de  cascadas salvajes.

Gaviota, desde el fondo de tu alma,
Brotan graznidos broncíneos
Gritos renegados de sueños y esperanzas
De cadenas amotinadas con hambre de libertad.

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