GOLONDRINA
Poema
Amante cándida, viajera
errante de cielos perfumados
Arrobada
de tiernas flores silvestres
De
colibríes mágicos que con sus
besos
Enjugan las lágrimas de la libertad
afligida.
En tu alma las gaviotas esculpen con
zafiros
La silueta
de la luna sin bragas ni
corpiños
El canto del gorrión agitado con su aliento a niebla
Vaticina angustias de pasiones invernales.
En
tus alas raudas como flechas al acecho
Los arreboles anaranjados danzan en su tibieza festiva
Excitados por las caricias melodiosas
del viento
Y los abrazos insinuantes del
cielo.
En tu vuelo de secretos, de mitos, de romances
Las estrellas delirantes entre
insomnios y angustias
Escuchan al viento testigo de tus pesadillas
Vocear
rezos herejes con aromas a
clemencias.
Tus ojos, faroles relucientes, orgías
de espejismos
Donde las noches excéntricas y
narcisas
Se tiznan morenas, como gotas de
mieles encendidas
Y
los días desnudan sus pieles con sabor a escándalo y lisura.
En los tiempos desdeñosos reposan las
ilusiones necias
De
agujeros escondidos que pernoctan
en los brazos del cielo
En espera del canto
agónico del último vagón de
invierno
Para encariñar
los colores hechiceros de tu piel abrasada.
En tu peregrinaje mesiánico se muerden de angustia los astros
Se dibujan los calvarios
crucificados, de tus alas anochecidas
Deliran los bandoneones en lirismos
ruiseñores
Alborozando el firmamento con
cantos azulados.
Golondrina, eres sonrisa poética que eriza la piel
Con versos que tatúan el corazón
que mana llantos
De penumbras, de misterios, de soledades
Que avizoran amaneceres nómadas con
lluvias de cristal.
Seguirá viva tu esperanza, tu promesa,
tu misticismo
Con días de soles encendidos y noches
de temibles destierros
Junto a los melismas de la brisa gitana de mares embravecidos
Junto a la fragancia ebria de todas
las primaveras.
Ahogarás con la fuerza de tus
suspiros el dolor de las tinieblas
El vuelo agónico de las hojas marchitas de los otoños
Con alambradas de abrojos,
espinas como puñales fieros
Custodiarás la fe libertaria de tu
alma profética.
Vagarás
tras la huella de los
caminos agobiados
Huyendo de los
inviernos en alas de
primaveras
Hasta encontrar en el corazón de los
tiempos clandestinos
La sonrisa
ardiente de los
veranos redentores.
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