lunes, 25 de agosto de 2014

GOLONDRINA

Poema



     Amante cándida,  viajera  errante de cielos perfumados
 Arrobada de  tiernas flores silvestres
 De  colibríes  mágicos que con sus besos
Enjugan las lágrimas de la libertad afligida.

En tu alma las gaviotas  esculpen con   zafiros
 La silueta  de la luna   sin bragas ni corpiños
El canto del gorrión agitado con  su aliento a niebla
Vaticina  angustias de pasiones invernales.

En  tus alas raudas como flechas al acecho
Los arreboles anaranjados danzan  en su tibieza festiva
Excitados por las caricias melodiosas del viento
Y los abrazos insinuantes del cielo.  

En tu vuelo de  secretos, de mitos, de romances
Las estrellas delirantes entre insomnios y angustias
Escuchan al viento testigo de tus  pesadillas
Vocear  rezos  herejes con  aromas a  clemencias.

Tus ojos, faroles relucientes, orgías de espejismos
Donde las noches excéntricas y narcisas 
Se tiznan morenas, como gotas de mieles  encendidas   
Y  los  días  desnudan sus pieles con sabor  a escándalo y lisura.

En los tiempos desdeñosos reposan las ilusiones necias
De  agujeros escondidos que pernoctan  en los brazos del cielo
En espera  del canto  agónico del último vagón  de invierno
 Para encariñar  los colores hechiceros  de tu  piel abrasada.
                                                                                                           
En tu peregrinaje  mesiánico se muerden de angustia los astros
Se dibujan los calvarios crucificados,  de tus alas anochecidas
Deliran los bandoneones en lirismos ruiseñores
Alborozando el firmamento  con  cantos azulados.


Golondrina, eres  sonrisa poética que eriza la piel
Con versos que tatúan  el corazón  que mana  llantos
De penumbras, de  misterios, de soledades
Que avizoran amaneceres nómadas con lluvias de cristal.

Seguirá viva tu esperanza, tu promesa, tu misticismo
Con días de soles encendidos y noches de temibles destierros
Junto a los melismas de la brisa  gitana de mares embravecidos
Junto a la fragancia ebria de todas las primaveras.

Ahogarás con la fuerza de  tus  suspiros el dolor de las tinieblas
El vuelo agónico  de las hojas marchitas de los otoños
 Con alambradas   de abrojos,  espinas como puñales fieros
Custodiarás la fe libertaria de tu alma profética.

 Vagarás  tras la huella de los  caminos  agobiados
                         Huyendo de los inviernos  en  alas de  primaveras
Hasta encontrar en el corazón de los tiempos clandestinos

La sonrisa ardiente    de  los  veranos redentores.

sábado, 23 de agosto de 2014

GAVIOTA

Poema



En tu belleza marquesina
Se abocetan  siluetas cadenciosas
De eternidades,  de silencios
De paisajes, de tiempos sin destino.

Tu cuerpo, como naves corsarias
Atraviesan turbulencias agitadas
Olas danzantes y vientos caprichosos
Que se  pierden entre las nieblas extraviadas.

En tu paz inocente,  silenciosa
Nacen y mueren secretos y misterios
La tristeza de las Nereidas
Varadas en  pasiones  prohibidas.

Bajo tu manto el porfío del arrecife encantado
Se atolondra queriendo  a la ola alcanzar
Y  la luna emocionada se  embriaga
Seduciendo  al  viejo mar.

En tu paraíso de aromas  extraños
De corales y oasis hipnotizados
De peces  luminosos con escamas de perlas
El viento exhala su aliento  marfil.

Se regocija el rocío, se acaricia la bruma             
El sol tuesta con sus rayos
Flemáticos, envejecidos y necios
La arrogancia gélida de mares delirantes.

Tus alas de pétalos de rosas blancas
Con  velos de tul,  plata y zafiros
Navegan en nubes montadas en potros brillantes
Arrulladas por el canto de cielos azules.

En tus alas de gacela, de luz y penumbra
Se acaricia el ensueño del crepúsculo fugitivo
Que emocionado atiza la arrebola
Quien sonrojada se desgaja en coqueteos.

En tu piel primitiva, envejecida y ultrajada
Por olas del mar embravecido
Nieblas eternas y horizontes mustios
Susurra el espíritu del naufrago aventurero.

Por tus venas el estero en torrentadas
Confiesa sus idilios sacrílegos con el mar
Y en tu pecho la neblina  inquieta
su delirio por el rayo matutino.

Tu canto son estribillos de tristeza
De la sirena herida de amor
Que enciende fogatas de ternura
Y diluvios de pasiones hambrientas de pecado.

Son tus ojos noches  bohemias
Gemas alquitranadas
Que alumbran con el destello del lucero ermitaño
Los anhelos del caracol y las pasiones de las almejas.

En tu voz  tan hermosa, tan errante, tan eterna
Retumban los oleajes como clarinadas proféticas
Buscando desesperada la libertad
En las voces rojas de pájaros iluminados.

De tu corazón martirizado
Se esparcen pétalos de girasoles combatientes
Con fragancias a rabia y mortaja
Y ríos sedientos  en busca de  cascadas salvajes.

Gaviota, desde el fondo de tu alma,
Brotan graznidos broncíneos
Gritos renegados de sueños y esperanzas
De cadenas amotinadas con hambre de libertad.

viernes, 22 de agosto de 2014

FRAGATA



Príncipe seductor, artesano del amor
sobre tu piel de ébano se acaricia el sol
susurra su magia  la luna embrujada
y los manglares exhalan su perfume exótico.

Romeo apuesto, rey erótico
el universo te viste con blondas y pompas
tejidas con lianas de arrebolas ilusionadas
bordadas con besos de deseo y pasión.

Es tu corazón  amalgama de caricias y magias
amor en torrentes ardorosos
confesiones de amantes poseídos
que entre penumbras se embriagan en desvarío.

Tu pecho urde una estratagema extravagante
un santuario rojo con aroma a rosas y miel
de tu garganta fluye un bramido hambriento
que aviva la brasa donde arde y se calcina el amor.

Tu  saco  gular  es trova ensangrentada
con aromas a pólvora y aguas bravas
es verso rebelde
que clama  rebelión  y  gritos de cascada.

Tu canto  es poesía enardecida
melodías aguerridas espartacas
es el llanto de niños caminando sobre el dolor
y la sed de lamentos de sus vientres azotados.

Tu pena es la golondrina alucinada
que se cobija en las cornisas del tiempo
envejeciendo su ilusión encadenada
que idolatra el perfume de las primaveras añoradas.


En tus alas anochecidas transportas los idilios
de las estrellas, las flores y los vientos
de la lluvia y del eco enajenado
que a la luna quiere enamorar.

Fragata, truhan codiciado, amante empedernido
en tus noches ardientes de pasiones suicidas
buscas embelesado en el alma de la gaviota
tu corazón extraviado.
¡DESPIERTA POETA!




Cautivado por la primavera  y la  hermosura de su encanto,
La risa de la cigarra, de la rosa su fragancia prodigiosa,
el suplicio  del árbol herido,  su afligido quebranto,
la angustia de la naturaleza   y su penitencia clamorosa.

El griterío del silencio, el abra fugaz  de las eternidades,
el alma triste de la gardenia, del gorrión su dulce canto,
el lamento de la chumbera, del diamante sus  frivolidades,
la narcosis de la amapola, y del abrojo su atormentado llanto.

La fragua jubilosa donde se rizan los hierros,
el rito sagrado donde el cielo consuela sus temores,
la magia  del sosiego de tempestades,  de ríos fieros,
el ensueño del sol, galanteando a la luna con pétalos de flores.

La candidez del rocío  y su esencia misteriosa,
el raigambre del picaflor y el enigma de su moldura,
el trocar misterioso del capullo en resplandeciente  mariposa,
el vuelo  nacarado   de la gaviota  y su delicada ternura.



Entre silencio y mi voz hago un  llamado porfío,
al poeta, príncipe cancerbero del amor,
 del sosiego del alma y de la pasión su algarabío,
aliviane a la vida su angustiado dolor.

Y  se levanten enfurecidos los guerreros de su alma rebelde.
Que en sus versos, se consagre la queja y el calvario de los bosques.
Que palpiten como llaga viva la agonía de sus eternos gemidos.
Que calmen el llanto de la naturaleza y su profundo martirio.

Que vibre con rabia el corazón de su pluma amotinada,
que de la tinta envilecida con dagas filudas y vidrios acerados,
sangren  los versos por la vida y rompan las cadenas de la indolencia,
para que la rosa siga perfumando y el pájaro siga cantando.